Como maestra de preescolar, tengo el privilegio de acompañar a los niños en sus primeros pasos en el mundo de la educación formal. De ver sus ojitos brillar con curiosidad y asombro cada día. De sembrar semillas de conocimiento que año tras año van germinando en mentes inquietas.
Cada ciclo que llega a su fin es una despedida agridulce, pues debo decirle adiós a aquellos pequeños que se adueñaron de mi corazón. Que con sus travesuras, sus preguntas ingeniosas y sus muestras infinitas de afecto se ganaron un lugarcito muy especial en él.
Es un momento de celebración por todo lo vivido, pero también de nostalgia porque se van. Es la oportunidad perfecta para agradecerles, hacer un recuento de sus grandes logros, darles ánimo y expresar mis mejores deseos para sus vidas.
Y aunque las palabras se queden cortas ante la infinita gratitud que siento, siempre intento transmitirles el gran amor que les tengo y lo orgullosa que estoy de ellos.
La oportunidad de expresar gratitud
Antes que nada, en mi mensaje de despedida siempre priorizo manifestar mi profundo agradecimiento hacia cada uno de ellos por permitirme hacer esta maravillosa labor de guiar sus primeros pasitos en el aprendizaje.
Les doy infinitamente las gracias por cada risa compartida, cada lágrima secada, cada momento especial que grabé en mi memoria y en mi corazón para siempre.
Destaco también lo rápido que ha pasado el tiempo desde que llegaron tan pequeños e indefensos, y lo mucho que han crecido en este periodo, no solo en centímetros, sino como personas.
Resaltar sus logros y crecimiento
En esta parte, me enfoco en exponer ante ellos y sus familias los grandes progresos y avances que han tenido en estos meses, en sus habilidades sociales, motrices y cognitivas.
Les recuerdo la primera vez que lograron colorear dentro de los márgenes, leer un cuento corto, reconocer todas las letras o sumar y restar.
Celebro junto con ellos sus éxitos, por pequeños que parezcan, porque sé el gran esfuerzo personal que significan. Lo vitoreo con todo el amor, porque para mí no hay nada más extraordinario que ver sus rostros iluminarse al saberse capaces.
Ofrecer consejos y buenos deseos
También aprovecho este espacio para compartir con ellos algunas palabras de aliento y consejos para la nueva etapa que están próximos a comenzar, la primaria.
Les hablo de lo divertido que es seguir aprendiendo, conocer nuevos amigos, descubrir más cosas fascinantes sobre el mundo.
Pero también les recalco la importancia de escuchar a sus nuevos maestros, ser respetuosos y responsables con sus tareas, compartir con sus compañeros.
Les digo que no tengan miedo a los cambios, pues han demostrado ser unos niños fuertes, inteligentes y capaces. Que confíen en sí mismos y sigan cultivando sus talentos.
Un mensaje con amor
Y cierro mi mensaje siempre reafirmando el gran amor que les tengo, lo especial que han sido y lo mucho que les voy a extrañar.
Les digo que se llevan un pedacito de mi alma, pero que aquí estaré siempre para verles crecer. Que más que mis alumnos han sido mis maestros de vida.
Que los momentos vividos quedarán por siempre guardados en la cajita de los recuerdos bonitos en mi corazón.
Y les deseo lo mejor en el camino de la vida, que sigan sus sueños sin miedos, que se esfuercen cada día, que traten con amabilidad a los demás.
Por último, los invito a visitarme de vez en cuando para contarme cómo les va.
Y aunque sea un hasta pronto, una despedida a fin de cuentas, no es más que la promesa de un encuentro futuro. Un nuevo comienzo lleno de sorpresas que traerá consigo la vida misma.
Momentos memorables para nutrir los lazos
Más allá de las palabras expresadas, existen algunas actividades especiales que suelo realizar con los niños para esta despedida, con el fin de dejarles recuerdos imborrables:
- Hacemos un álbum entre todos donde cada uno pega fotos de los mejores momentos vividos, y le ponemos un título representativo.
- Les regalo a cada uno un diploma muy creativo resaltando sus cualidades y talentos.
- Organizamos una fiesta temática divertida en el aula para abrazarnos, reír y llorar un poco de felicidad.
- Los padres traen comida especial y compartimos unos últimos momentos juntos.
- Les leo un cuento que preparé especialmente para la ocasión sobre lo que ha significado ser su maestra este año.
- Finalmente, en círculo, nos decimos mutuamente cosas bonitas y nos abrazamos con mucha emoción, ya que más que un grupo, somos una pequeña familia.
Estos rituales quedan para siempre impresos en sus memorias infantiles como un tesoro. Y así sé que siempre llevarán un pedacito de sus maestras en donde quiera que vayan.
Consejos para preparar la despedida
Para mis colegas que también enseñan en preescolar, aquí hay algunas recomendaciones útiles al momento de elaborar su propio mensaje de despedida:
- Comiencen con palabras de gratitud hacia los niños y sus familias, es una parte fundamental.
- Dediquen tiempo a elaborar una lista de los logros más significativos de cada estudiante para reconocerlos.
- Recopilen anécdotas especiales, chistes o momentos que hayan compartido con el grupo para hacerlo más personal.
- Expliquen que la educación es un proceso de toda la vida, lleno de retos pero muy gratificante.
- Recomienden a los padres apoyar la transición a la escuela primaria, resolviendo dudas e inquietudes.
- Escriban el mensaje con tiempo, de forma creativa y emotiva, con metáforas y frases de celebración.
- Ensayen leyendo en voz alta lo que escribieron para asegurar que transmita todo el sentimiento positivo.
- Tengan presentes que son palabras que los acompañarán mucho tiempo, como una caricia al alma de aliento.
Citas inspiradoras para decir adiós
Para cerrar estas palabras a mis estimados colegas maestros de preescolar, quiero compartir algunas frases que me encantan por lo significativas:
“Gracias por dejarme ser parte de sus vidas y por todo lo que me han enseñado sobre la magia de la niñez. ¡Son y serán siempre mis alumnos favoritos!”
“Que sigan volando alto pero siempre con los pies en la tierra y el corazón sensible para hacer de este mundo un lugar mejor”.
“No es un adiós sino un hasta luego, porque nuestros lazos de amor perduran por toda la eternidad”.
“Llegaron pequeños, se van gigantes y dejan escuela de grandeza sembrada en mi corazón de maestra”.
“La excelencia no es un acto sino un hábito. Sigan despertando cada día con sed de ser mejores; el mundo será suyo”.
“Gracias por devolverle el color y la alegría a mi mundo con sus travesuras, curiosidades y abrazos sinceros”.
Es mi más grande deseo que estas palabras les hayan servido de apoyo e inspiración. Y que logren transmitir a todos sus alumnos al despedirse todo ese amor inmenso que sé que sienten por ellos.
Con gran cariño, deseándoles muchos éxitos.
